Fundador de grupo Carfran
Hace algún tiempo cuando una patrulla de la Guardia Civil y la Inspección de Trabajo le vieron conduciendo una camioneta cargada de accesorios de carrocería, con 85 años y en dirección al Polígono Industrial el Tapiado de Molina de Segura, no tardaron ni una milésima en darle el alto para ‘crujirlo’. «Pensaron que estaba jubilado y que hacía un porte ilegal», se ríe al recordar aquel control Antonio Caravaca Frutos, fundador y máximo responsable del Grupo CarFran. «Les enseñé mi carné de conducir en vigor y mi alta en la Seguridad Social como autónomo». Dos años después, con 87 ‘palotes’, sigue cotizando: «¡Nunca he estado de baja, me jubilaré cuando me muera!». Ese pensamiento lo deben compartir cada vez más murcianos, ya que entre junio de 2015 y junio de 2016, el número de cotizantes por encima de los 65 años se elevó de 3.083 a 3.553.
Un repunte interanual del 15,24% en la prolongación de la vida laboral más allá de la jubilación (65 años y 4 meses) que se explica, entre otros motivos, por la crisis económica, la devaluación de las pensiones y el incremento de la esperanza de vida en la Región de casi diez años en las últimas cuatro décadas. «Mi médico me ha dicho que tengo un corazón de hierro». Y así debe ser porque ni siquiera un cáncer de colón ha podido con Antonio, un empresario al que la vida nunca se lo ha puesto fácil. «No pude ir a la escuela, con siete años ya estaba segando hierba y cuidando vacas porque mis tres hermanos mayores se fueron a la Guerra Civil». Su falta de formación la compensó con un buen olfato para los negocios. «Con 25 años era chapista y me ofrecieron por 3.000 pesetas el traspaso de un taller en El Rollo. Logré el préstamo porque uno de mis nueve hermanos le vendía leche al Banco Hispano». No desaprovechó la oportunidad que le dieron: «Empecé a trabajar sin parar».
Ese negocio le permitió invertir con un socio en otro taller especializado en carrocería, en Algezares. En 1996 vendió su parte de la sociedad y la reinvirtió para fundar el Grupo CarFran, con sedes en Espinardo y Lorquí. «Una de las claves del éxito es ser serio; tener a los obreros contentos y si le debes al banco ‘dos duros’ a seis meses, hay que pagarle en tres meses», explica mientras recorre la nave de Lorquí en la que están montando carrocerías para camiones. «El peor día de la semana para mi padre son los domingos porque no tiene nada que hacer», bromea David, uno de los seis hijos de Antonio. «Es el núcleo de la empresa, es una máquina».
El grupo factura más de 6 millones de euros al año y cuenta con unos 40 empleados, entre ellos cinco de los hijos del empresario y su yerno, pero Antonio sigue acudiendo al ‘tajo’ a diario. «Para mí, el trabajo es una virtud». Cada día cumple una jornada laboral de mañana y tarde que incluye supervisar a los operarios de las dos naves, desplazándose en su coche a Espinardo y Lorquí; se ocupa de pagar a proveedores; lleva camionetas a pasar la ITV… Para afrontar ese ritmo se toma las ‘vitaminas’ que mejor le sientan: «¡Me levanto a las seis y media de la madrugada, me tomo un cafelico con una chispa de coñac del bueno, y a las nueve almuerzo un bocata de jamón y una copa de vino!». Es un ejemplo de superación y tesón, admirado por su gran labor y los lejos que ha llegado, no solo es el núcleo de Carfran sino de algo más importante, de su familia. Antonio ha renunciado a su pensión y sigue pagando 30 euros al mes de autónomo. Es uno de los 1.964 autónomos murcianos que superan los 65 años y esperamos que siga tan enérgico como hasta ahora por muchos años más.